El albedrío y la caída de Adán y Eva

El albedrío y la caída de Adán y Eva

El albedrío y la caída de Adán y Eva

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Adán y Eva fueron los primeros hijos de Dios en venir a la tierra.  Fueron creados a la imagen de Dios con cuerpos de carne y huesos.  Dios los colocó en el Jardín de Edén.  Ellos no recordaban su vida anterior aunque todavía podían disfrutar de la presencia de Dios y podrían haber vivido para siempre.

 

Así como nuestro Padre Celestial ha bendecido a todos Sus hijos con la libertad de escoger, Adán y Eva recibieron el albedrío para tomar sus propias decisiones en la tierra.  Él les mandó que no comiesen del fruto prohibido ni del fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal.  La obediencia a ese mandamiento significaba que podrían permanecer en el jardín; sin embargo, no podrían progresar al no tener oposición en la vida mortal.  No podían experimentar gozo ya que no eran capaces de sentir desdicha ni dolor.  Por consiguiente, se le permitió a Satanás que tentara a Adán y a Eva para que comieran del fruto prohibido como parte del plan y ellos optaron por hacerlo.  Como consecuencia, fueron separados de la presencia de Dios física y espiritualmente; eso se conoce como la Caída.  Entonces Adán y Eva llegaron a ser seres mortales, sujetos al pecado y a la muerte, y no podían regresar a la presencia del Padre Celestial sin la ayuda de Él. Ahora ellos podían experimentar enfermedades y todo tipo de sufrimientos.  Tenían un albedrío, o la capacidad para escoger entre el bien y el mal, lo cual hizo posible que aprendieran y progresaran.  También hizo posible que tomaran malas decisiones y cometieran pecados.  Además, ahora podían tener hijos a fin de que los demás hijos de Dios pudieran venir a la tierra a obtener un cuerpo físico y ser probados.  Todo esto se hizo de conformidad con el plan de Dios.  Esa era la única forma en que los hijos de Dios podían progresar y llegar a ser como Él.

 

Después, nuestro Padre Celestial envió ángeles y al Espíritu Santo a enseñar a Adán y Eva el plan de salvación.  El plan se centra en la expiación de Jesucristo, la cual permite a los hijos de Dios vencer los efectos de la Caída y obtener la vida eterna mediante la obediencia.

 

Nosotros no somos responsable de la caída de Adán y Eva, pero sí de nuestros propios pecados (Artículos de Fe 1:2).