Las familias
La familia puede ser una de las fuentes de mayor felicidad para nosotros. No hay otro amor más profundo ni otro gozo tan pleno como el que puede existir dentro del círculo familiar. Las familias nos dan lo mejor de lo que ofrece la vida.
La familia es donde también se puede sentir el dolor más profundo; y pueden tropezar y aún fracasar. Sin embargo, a menudo es posible alcanzar la felicidad en la familia aún cuando haya dolor.
Al igual que todo lo que es de valor, las relaciones familiares requieren esfuerzo, pero el esfuerzo vale la pena porque el plan es que las familias perduren para siempre y que nos brinden gozo.
La familia es fundamental en el plan que Dios tiene para nosotros
La familia es fundamental en el plan que Dios tiene para nosotros
Nuestra familia provee el marco para gran parte del progreso que experimentamos en la vida.
En nuestras familias amamos, prestamos servicio, enseñamos y aprendemos unos de otros. Compartimos nuestras alegrías y nuestros pesares. Los lazos familiares pueden presentarnos desafíos difíciles, pero también nos brindan algunos de nuestros mayores gozos.
Aunque no podemos elegir las condiciones de nuestro nacimiento, cada día podemos elegir que nuestra familia sea más fuerte y más feliz.
Es posible que las personas regresen a vivir en la presencia de Dios y que las familias estén unidas por la eternidad.
Dios nos conoce y nos ama a cada uno
Los padres se maravillan ante la belleza de su hijo rec
ién nacido, y así debe ser.
Ese bebé no es sólo el hijo de ellos, sino también es hijo de Dios. Todo hijo, sea hombre o mujer, es creado "a imagen de Dios" (Génesis 1:27).
Dios el Señor nos conoció mucho antes que nuestros padres. Por ejemplo, el profeta Jeremías dijo: "Antes que te formase en el vientre te conocí" (Jeremías 1:5). Nuestro Padre Celestial, que nos dio la vida siempre nos ha conocido y amado.
- Cada uno es un hijo o hija amado de nuestro Padre Celestial.
- Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios.
- La vida del ser humano es una dádiva de Dios y es una parte importante de Su plan eterno.
- Cada persona tiene una naturaleza y un destino divinos.
El matrimonio es parte del plan de Dios
El matrimonio es parte del plan de Dios
Desde un principio, el matrimonio entre un hombre y una mujer ha sido una parte integral del plan de Dios. Dios enseñó a Adán que "no es bueno que el hombre esté solo" (Génesis 2:18), y entonces Eva se convirtió en su compañera. Uno de los propósitos fundamentales del matrimonio es el tener compañía.
Dios también mandó al hombre y a la mujer: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra" (Génesis 1:28), o sea: tener hijos. Otro propósito central del matrimonio es traer hijos al mundo para formar parte de una familia.
El matrimonio y la familia son puntos centrales del plan de Dios para el destino eterno de Sus hijos. Nuestro Padre Celestial espera que, mientras estemos aquí en la Tierra, hagamos todo lo posible para prepararnos a nosotros mismos y a nuestros hijos para vivir en una familia eterna.
Las familias pueden ser eternas
Las relaciones familiares pueden durar para siempre y no tan sólo por esta vida.
Así como algunas de las alegrías más gratas proceden de las relaciones familiares, la pérdida de un familiar puede ser la fuente de nuestro pesar más profundo;
pero la muerte no marca necesariamente el final de los vínculos con nuestros seres queridos. El Señor reveló a José Smith que "la misma sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá [en la eternidad], pero la acompañará una gloria eterna" (Doctrina y Convenios 130:2).
Los miembros de la familia que acepten la Expiación de Jesucristo y sigan Su ejemplo, pueden estar juntos para siempre gracias a las ordenanzas sagradas que se efectúan en los santos templos de Dios.
Los hijos son un regalo de Dios
Nosotros no creamos la vida; Dios la crea. Aunque los padres participan en el nacimiento de su hijo en el mundo, ese hijo es una dádiva de nuestro Creador.
La vida humana es sagrada y debe tratarse con reverencia desde su principio hasta su fin.
Las enseñanzas de Cristo pueden enriquecer su vida familiar
Hay más posibilidades de lograr la felicidad en la vida familiar cuando se basa en las enseñanzas del Señor Jesucristo. El dedicó Su ministerio a enseñar a la gente, y a las familias, cómo vivir a fin de lograr una felicidad verdadera y perdurable.
Los matrimonios y las familias de éxito se fundan y mantienen sobre principios sólidos como los que enseñó Jesús. Estos principios incluyen la fe en Jesucristo, la oración, el arrepentimiento, el perdón, el respeto, la caridad, el trabajo y las actividades recreativas edificantes.
Tener una buena relación familiar fortalece a las personas, a las comunidades y a las naciones
La familia es la unidad fundamental de la sociedad. Es el entorno primordial donde los hijos desarrollan la virtud.
Los hijos aprenden sobre el amor, la confianza, la lealtad, la cooperación y el servicio en la familia. También aprenden a comportarse en la sociedad. Cultivan los atributos que les llevarán a ser buenos ciudadanos cuando primero los aprenden en casa.
El bienestar de cualquier sociedad descansa en la fortaleza de sus familias. Cuando fortalecemos a nuestra familia, fortalecemos también a nuestra comunidad y a nuestro país.
La familia: Una proclamación para el mundo
En 1995, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días publicó "La Familia: Una proclamación para el mundo" para instar a las personas y a los gobiernos a fortalecer a la familia.
La proclamación describe nuestra relación con Dios, así como la importancia del matrimonio y los vínculos familiares tanto en esta vida como en la eternidad.
Lea "La familia: Una proclamación para el mundo”.
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Gracias, y que Nuestro Padre Celestial le Bendiga y nuestro Señor Jesucristo le Cuide, a usted y a su apreciable Familia.