Compartir el Evangelio

El Señor pide a los miembros de la Iglesia que compartan el Evangelio. Los líderes deben hacerlo ellos mismos y deben alentar e inspirar a los demás miembros a hacer de igual manera. Algunas maneras de compartir el Evangelio incluyen:

 

• Dar un buen ejemplo viviendo los principios del Evangelio.

 

• Hablar con amigos y miembros de la familia en cuanto al Evangelio y las bendiciones que les brinda a su vida.

 

• Ayudar a los misioneros regulares o de distrito.

 

• Planificar actividades y programas para presentar el Evangelio a los demás.

 

Otra manera de compartir el Evangelio es ayudar a los miembros a prepararse para prestar servicio como misioneros regulares. Los líderes ayudan a los jóvenes a prepararse para servir, instan a los padres a que preparen a sus hijos para la misión y animan a los matrimonios jubilados a servir en una misión. Además, pueden aconsejar a los miembros para que ahorren dinero a fin de  costearse su propia misión y pueden aconsejarles a apoyar financieramente a los misioneros.

 

Bajo la dirección del presidente de rama, el líder misional de la rama (cuando sea llamado) coordina la obra misional en la rama.

 

Perfeccionar a los santos

 

Perfeccionar a los santos implica alentar y ayudar a todos los miembros a vivir el Evangelio cada día a fin de prepararse para la exaltación. El perfeccionamiento de los santos tiene tanto una dimensión espiritual como una temporal.

 

Preparación espiritual

 

Los líderes deben orar continuamente en procura de inspiración para averiguar cómo ayudar a los miembros a que aumenten su fortaleza espiritual. Los líderes ayudan a los miembros a prepararse espiritualmente enseñándoles el Evangelio e instándoles a vivirlo. Deben alentar a los miembros a que se acerquen al Señor por medio de la oración, del ayuno, de la participación en la Santa Cena y del estudio de las Escrituras, así como de las enseñanzas de los profetas de los últimos días. Deben proporcionarles oportunidades de servir, asegurarse de que las reuniones de la Iglesia sean edificantes espiritualmente y deben mostrar amor ministrando a los miembros de manera individual.

 

El esfuerzo de perfeccionar a los santos debe concentrarse en las personas y en las familias. La Iglesia fortalece y apoya a la familia y al hogar. El hogar es el lugar más importante para la enseñanza del Evangelio y el liderazgo. Los líderes deben alentar a los miembros de la familia a amarse y servirse el uno al otro, además, deben recalcar la responsabilidad que tienen los padres de enseñar el Evangelio a sus hijos y llevar a cabo la noche de  hogar familiar con regularidad.

 

Todo miembro de la Iglesia debe prepararse para recibir las bendiciones del templo. Las responsabilidades de los miembros en este aspecto se bosquejan en la Guía para la familia (31180 002). Los líderes ayudan a los miembros a prepararse para recibir esas bendiciones enseñándoles en cuanto al templo. Los líderes deben alentar a los miembros a vivir dignamente para que puedan obtener y siempre tener su recomendación para el templo vigente, además de recibir la investidura y las ordenanzas selladoras del templo donde sea razonable. Una persona digna es aquella que ha realizado convenios con el Señor, tales como el convenio bautismal, y se esfuerza diligentemente por guardar esos convenios.

 

Preparación física y temporal

Los líderes ayudan a los miembros a prepararse para satisfacer sus propias necesidades físicas y temporales enseñándoles a ser autosuficientes y a prepararse para acontecimientos inesperados. Los líderes enseñan a los miembros a vivir la ley del diezmo y la ley del ayuno, les alientan a vivir dentro de sus posibilidades y les asignan maestros orientadores y maestras visitantes que velen por ellos y les ayuden. Los líderes deben buscar y cuidar de los pobres y necesitados de la rama, y enseñar a los miembros de la rama a hacer lo mismo. Para más información en cuanto a la forma en que los miembros pueden satisfacer sus propias necesidades físicas, véase la Guía para la familia.