04 DE DICIEMBRE, 2007
Hace poco fue publicado el folleto titulado “Dios ama a Sus hijos”, esta compuesto de 16 páginas, que contiene el mas hermoso mensaje dirigido a todos aquellos hermanos y hermanas que padecen del flagelo de la homosexualidad. Comparto una parte de éste mensaje y le recomiendo leerlo completamente, lo hallará en la dirección que doy al final de esta presentación.
Este mensaje va dirigido a los Santos de los Últimos Días que tienen problemas con la atracción hacia personas de su mismo sexo y que a veces se sienten desalentados, pero que sinceramente desean llevar una vida que sea agradable a nuestro Padre Celestial. Usted es un hijo o una hija de Dios, y de todo corazón le tendemos una mano de amistad y afecto.
A pesar de la atracción que actualmente siente hacia las personas de su mismo sexo, usted puede ser feliz en esta vida, llevar una vida moralmente limpia, brindar servicio valioso en la Iglesia, disfrutar de hermandad plena con los demás santos y, finalmente, recibir todas las bendiciones de la vida eterna. Nefi, el profeta del Libro de Mormón, expresó los sentimientos que todos tenemos, cuando reconoció que “no [sabía] el significado de todas las cosas”, pero testificó: “Sé que [Dios] ama a sus hijos” (1 Nefi 11:17).
En efecto, Dios ama a todos Sus hijos. Sin embargo, muchas preguntas, entre ellas algunas relacionadas con la atracción entre personas del mismo sexo, deben esperar una respuesta futura, incluso en la vida venidera. No obstante, Dios ha revelado verdades sencillas e invariables con el fin de guiarnos. Él ama a todos Sus hijos, y a causa de que Él le ama a usted, puede confiar en Él.
Su identidad y su potencial
Usted es un preciado hijo o una preciada hija de Dios. Dios no sólo sabe cómo se llama usted, sino que le conoce; el amor que le tiene es personal. Usted vivió en Su presencia antes de nacer en esta tierra. Usted no puede recordar la relación preterrenal que tuvo con Él, pero Él sí la recuerda. Aunque a veces Sus hijos hagan cosas que lo decepcionan, Él siempre los amará.
Si usted sabe quién es y se siente satisfecho con la certeza de que Dios le ama, le resultará más fácil comprender lo que Él desea para usted. Él quiere que usted tenga todas las bendiciones de la vida eterna, la cual es mucho más que una vida larga y sin fin.
Recibir la vida eterna significa llegar a ser como nuestro Padre Celestial, vivir como Él vive y recibir una plenitud de gozo. Usted puede recibir la vida eterna si se ciñe a las mismas leyes a las que Dios se ciñe y hace lo que Él hace.
El plan de felicidad
Dios ha proporcionado el Plan de Salvación, o plan de felicidad, para ayudarle a usted a recibir las bendiciones de la vida eterna. Este plan se describe en las Escrituras; ni los hombres ni las mujeres pueden redactarlo de otra forma a fin de acomodarlo a sus deseos. Sólo Dios concede el galardón de la vida eterna. No se ha dispuesto que algunas de las bendiciones más grandes que se prometen en el plan, entre ellas la vida eterna, se disfruten de inmediato.
La eternidad es larga y la vida terrenal es breve. Si usted basa sus decisiones en principios eternos en vez de retos o deseos terrenales, podrá tener “paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero” (D. y C. 59:23). Esas bendiciones se basan en la obediencia a los principios eternos. La importancia de la familia es uno de esos principios. El cielo está organizado en familias, las cuales requieren que un hombre y una mujer ejerzan conjuntamente sus poderes creadores dentro de los límites que el Señor ha establecido. Las relaciones entre personas del mismo sexo son incompatibles con este plan.
Sin la presencia conjunta de un esposo y una esposa no habría una familia eterna ni la oportunidad de llegar a ser como nuestro Padre Celestial. En determinadas circunstancias, una persona pospone el matrimonio porque de momento no se siente atraída hacia un miembro del sexo opuesto.
Aunque muchos Santos de los Últimos Días logran vencer la atracción hacia personas de su mismo sexo en esta vida gracias a su esfuerzo personal, al ejercicio de la fe y a la confianza que han depositado en el poder de la Expiación, es posible que otros no logren superar ese reto en esta vida. Sin embargo, en el plan perfecto de nuestro Padre Celestial se toma en cuenta a las personas que procuran observar Sus mandamientos pero que, sin ser c0ulpables de ello, no tienen un matrimonio eterno en la vida terrenal. A medida que cumplamos con el plan de nuestro Padre Celestial, nuestros cuerpos, sentimientos y deseos serán perfeccionados en la vida venidera, a fin de que cada uno de los hijos de Dios halle gozo en una familia compuesta de un esposo, una esposa e hijos.
La atracción entre personas del mismo sexo comprende sentimientos emocionales, sociales y físicos. Todos los hijos de nuestro Padre Celestial desean amar y ser amados, entre ellos muchos adultos que, por diversas razones, permanecen solteros. Dios asegura a Sus hijos, incluso a los que actualmente se sienten atraídos hacia personas de su mismo sexo que, con el tiempo, sus justos deseos serán plenamente satisfechos a la manera de Dios y de acuerdo con Su propio tiempo. Todo el Artículo puedes continuar leyéndolo en la siguiente dirección:
https://www.lds.org/gospellibrary/materials/godloveth/GodLovethHisChildren___01___04824_spa.pdf